Escribe tu comentario sobre la novela: 

Escribir comentario

Comentarios: 9
  • #1

    Antuin Riquelme (lunes, 23 febrero 2015 19:30)

    Un libro doloroso pero necesario, personal pero a la vez extrapolable a cualquiera que haya perdido a un ser querido...sabiendo que nunca se terminará de cerrar la herida.

  • #2

    Nikki (martes, 24 febrero 2015 23:32)

    Un relato muy emotivo, un homenaje que cualquiera desearía y una pintura vivaz de la vida cotidiana de nuestra ciudad que contribuye, como en el caso del protagonista, a que lo pasado perviva en la memoria.

  • #3

    amparo (miércoles, 25 febrero 2015 09:47)

    Triste relato cargado de elementos con una enorme carga literaria que ek autor debe retomar y ampliar. Los personages son reales peromezclados con ficcion e historia puede dar un resultado maravilloso. Para mi es mas que una novela, es el principio de algo estupendo

  • #4

    Isabel Riquelme (sábado, 28 febrero 2015 20:30)

    Novela inusual. Con su lectura provoca una explosión de sentimientos trasmitidos de forma excepcional y nos enseña una realidad histórica desconocida para muchos de nosotros.

  • #5

    José García (sábado, 28 febrero 2015 21:11)

    Me la ha dejado un amigo de casualidad. No conocía al autor y buscando información sobre la novela en la web me ha salido esta página. La novela se hace corta y sorprende como, a pesar de eso, puede condensar la vida de una saga familiar de esta forma. Las capítulos tragicómicos son los más escasos y los de la muerte los más crudos pero intensos, creo que eso está muy conseguido, he llegado a emocionarme varias veces. Creo que se hace demasiado corta y el escritor podía haber escrito una novela más completa, aunque me ha gustado mucho

  • #6

    Jorge Meseguer (lunes, 02 marzo 2015 19:11)

    Un libro lleno de sentimientos y emociones. Gracias Pedro por compartirlos. Tu padre seguro que esta orgulloso de vosotros. Muy bien descrita la ciudad donde vivió tu padre y donde ahora vivimos para recordarla con nostalgia, las descripciones de los distintos personajes muy claras y precisas y la disposición de los capítulos muy buena idea. Buen trabajo y enhorabuena.

  • #7

    David Hernández Castro (jueves, 09 abril 2015 16:49)

    Las tres vidas de Pedro Fernández Riquelme

    “Mi padre ha muerto”. Desde la primera página, hasta la última, estas cuatro palabras resuenan en la conciencia del lector como el badajo de una campana. Una estructura circular, al igual que en los fragmentos de la filosofía de la naturaleza de Empédocles, anilla los dieciocho capítulos de la primera novela de Pedro Fernández Riquelme, donde nada es lo que parece. Para empezar, la muerte. Sería fácil suponer que el autor ha escrito un relato sobre la muerte. Pero esto no es Bergman, y Las tres vidas de un fotógrafo es cualquier cosa menos una partida de ajedrez en blanco y negro de cuyo resultado depende el sentido de la vida del autor. El día en que Periquín observa los patos y las pollas de agua revolotear en el soto del río a la altura del Paseo del Malecón, hace un sol de justicia. La misma luz que se refleja en el escaparate de aquella confitería junto a la Plaza de Santo Domingo, y que devuelve a la retina de los ojos hambrientos del niño los pasteles de carne, las empanadas, el arrope, el calabazate, todos aquellos manjares que la miseria de la posguerra, la actitud del padre, la dictadura, habían convertido en un privilegio que sólo podía disfrutar de cuando en cuando, gracias a la generosidad de un tío que, a pesar de todo, no había olvidado a sus parientes más pobres. Ahí tenemos la diferencia. El color, la luz, la vida. A través de los infortunios de tres generaciones, lo que Pedro nos cuenta, es la vida que se abre paso. Y cómo en este volver sobre sí misma, a través de personas tan diferentes, se va configurando un poso común, una bardomera, que a través de la historia nos revela no lo que desaparece, si no lo que permanece. Para los huertanos, la bardomera es la broza que trae la crecida del río. Y así, Pedro Antonio, el niño de la mancha azul en el trasero, y antes que él, su padre, el autor de la novela, o el padre del padre, el hambriento Periquín, que habría de convertirse en uno de los fotógrafos más queridos de la ciudad de Murcia, todos ellos, son la bardomera, las hojas, las ramas y las cortezas que se han ido desprendiendo de los márgenes de la vida, para condesarse en una sustancia común que volverá, de nuevo, a alimentar la fecundidad del soto del río. Porque cualquiera que conozca a Pedro Fernández Riquelme, y se encare con la lectura de estas páginas, descubrirá en cada uno de sus personajes un reflejo de la personalidad del autor. Es el propio autor quien mira, a través de la mirada de su padre, al Niño del Segura cantando un fandango en La taberna de la Ginesa, y es él quien vuelve, como el abuelo republicano, de su angustioso presidio en la Iglesia de San Juan. En la ternura del padre por el hijo, del hijo por el padre, está la huella del autor. Porque no es la experiencia de la muerte, aquello sobre lo que una y otra vez Pedro Fernández Riquelme vuelve, a veces de forma trágica, otras irónica, siempre conmovedora. Es la experiencia de la vida. De su vida. De la vida de una ciudad. Porque como diría el sabio de Agrigento, Empédocles, filósofo de la raíz de las cosas: “Con el amor vemos el amor, y con la discordia la discordia miserable”.

  • #8

    Inma (viernes, 17 abril 2015 21:36)

    Realmente emotivo; el lector queda atrapado por esa tristeza que recorre las páginas de la novela y que le acompaña incluso cuandodeja de leer. Una interesante radiografía de la ciudad y sus gentes. Un homenaje no solo al padre, abuelo y esposo,sino al niño que se hizo hombre y que supo encontrar la felicidad en algo tan sencillo como su profesión y su familia. No hace falta nada más para vivir la vida.

  • #9

    María José Torrecillas (domingo, 28 febrero 2016 22:30)

    Me ha parecido una novela conmovedora y bien escrita. Refleja algunos momentos entrañables de unas vidas muy duras que eran sobrellevadas con una gran dignidad; la he leído de un tirón y he disfrutado mucho.